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Una paz silvestre

Plaquette. Pajaros Lanzallamas + Tokonoma ed., 2015

En 1933 la editorial Fábula, de Miguel N. Lira publicó Luna Silvestre, el primer libro de una extensa obra que consagraría a Octavio Paz como el poeta y ensayista mexicano más influyente del siglo XX.

La edición, de sólo 75 ejemplares, pasó desapercibida en su momento y no generó ningún tipo de opinión en los medios impresos. Sin embargo, la crítica posterior con frecuencia la ha considerado una primera obra notable, a pesar de su inmadurez natural (Paz tenía sólo diecinueve años al momento de su publicación).

Ochenta años después, Efraín Velasco explora y cava en el poemario del joven y romántico Paz; pone pequeñas cargas de dinamita en lugares estratégicos y abre sus posibilidades. Lo actualiza. Como casi todo autor que concibe al poema como una noción móvil —y por lo tanto, inestable—, sabe que éste no tiene que ser un cuerpo rígido e inmutable: el poema es potencia. Incluso los horizontes clausurados pueden ser reabiertos. Una paz silvestre es prueba fehaciente de ello.

El espíritu de Paz (si es que tal cosa existe) baila de felicidad. El espíritu de Paz (si es que tal cosa existe) piensa en un lanzallamas.

 

 Luis Eduardo García

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